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miércoles, 16 de enero de 2013

OTRO RETAZO DE LA HISTORIA DE CÁRTAMA.-

Paco Baquero nos sigue desgranando la rica historia de Cártama a través de su blog. Sin duda un gran documento histórico con el que nuevamente nos sorprende, tanto por su contenido como por su valor humano.

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EXTRAÍDO DEL BLOG DE FRANCISCO BAQUERO LUQUE CON EL PERMISO DEL AUTOR.

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Aún no terminada la guerra civil, Cártama fue acuartelamiento de un regimiento de soldados de artillería y, otros de caballería (después, para luchar contra el "maquis", vino una compañía de regulares, moros), que se establecieron en las instalaciones ganaderas de Juan y Rafael Marín en Calle Viento y en la Casa de Parrao. Pasado el tiempo, en 1.976, uno de aquellos soldados, ya industrial en su pueblo,  Cumbres Mayores (Huelva), nos da un estremecedor testimonio de aquella época en una carta que escribió a la hija de José González Marín, que ofrezco arriba.

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(1).-  Sí, yo  vi con mis ojos, una y otra vez, esas arquetas con tierra hermana  que acogieron devota y amorosamente a nuestra Patrona por países de allende el mar y, de ello, me hablaron muchas veces y, se lo oí contar a otras personas, Pepe González y "Antoñico". En cada república que visitaba la Virgen, al rendirla sus mandatarios homenaje oficial, le ofrecían como exvoto una pequeña urna con tierra del país  y, una bandera como deseo de bienandanza y, testimonio de hermandad con la Madre Patria a través de Cártama y su Virgen. Todo ello queda debidamente explicado, aunque no exhaustivamente por razones de espacio, en mi libro, "...EL JUGLAR Y LA VIRGEN PEREGRINA"



Tierra noble y banderas estaban, como se apunta en la carta,   en la sacristía porque, todavía, el escultor, Paco Palma (el que hizo la copia que quemaron durante el dominio rojo, cual  su Ermita), no había terminado su reconstrucción empezada en 1.938 mientras, para  costearla, Pepe González Marín allegaba fondos de recital en recital, tarde y noche, por los escenarios de toda Andalucía.

Alrededor de esta singular  generosidad del juglar cartameño, no se ha dicho todo; todo lo que tanto el propio González Marín como su ayudante escénico, "Atoñico" me contaron, siempre emocionados, una y otra vez.

Si Dios no me llama demasiado pronto, me propongo contarlo en este mi blogs, ya que por razones que no son de este momento,  no me es posible hacerlo en un medio de más amplio campo de audiencia (Jamás he admitido, desde el año 1.968 que soy cronista oficioso de esta villa, que se me diga de que puede escribir y de que no. Con esto creo suficientemente  aclaradas algunas reticencias que, de "soslayo directo", me han llegado. Espero no se me tire de la lengua).


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